The Doors Legends (subtitulado)



Bueno amigos, vengo a complementar lo que nuestro amigo "L" había posteado anteriormente. The doors legends, a mi juicio, es un exelente documental que nos entrega una versión muy realista de la historia de la banda, en la cual podemos apreciar los detalles que hicieron de The Doors una gran legenda. La diferencia del video ya posteado, es que viene subtitulado. Es simplemente un consuelo, para quienes esperamos con ansias la salida en Dvd de When you're Strange, bueno disfrútenlo y espero comentarios.

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The Doors 21-08-1970, Live at Bakersfield Civic Auditorium, CA



Hey doorsianos, estoy de vuelta. Chicos, mañana un nuevo aniversario de la muerte de Jim, fecha que en lo personal es bastante nostálgica y triste. Lo que me alegra es saber que existe esta comunidad, principalmente latinoamericana, que mantiene vivo su espíritu, su música y poesía. A pedido de muchos, les entrego a continuación un gran concierto, buena calidad de audio, muy al estilo setentero de la banda y que se desarrolla de menos a más, alcanzando su climax en Mistery Train, además de versiones no tan frecuentadas como Old Stone Road. Amigos acá se los dejo para que se deleiten. Un abrazo, mañana recuerden a Jim como se merece y como a el le hubiese gustado, con su poesía, su música y por qué no?, con algo de alcohol. Más abajo les dejo un regalito.

Set List:

1) Roadhouse Blues (que su nombre original era "HWY9" para quienes no lo sabían)
2) Alabama Song
3) Back Door Man
4) Old Stone Road
5) Five To One
6) Universal Mind
7) When The Music's Over
8) False Start - Tuning
9) Mistery Train
10)Ship Of Fools

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Extracto Jim Morrison: Life, Death & Legend

"Solo dos personas Pamela Courson y Jean Breteuil, fueron partes totalmente interesadas en la trágica muerte de Jim Morrison, y ambos murieron poco después. Aunque hay que decir que, en los frenéticos días inmediatamente después del 3 de julio, un ecubrimiento improvisado, arriesgado, notablemente hábil y cínico, con la complicidad de las gestiones decididamente poco exigentes de las autoridades locales, permitió que la sórdida y potencialmente escandalosa sobredosis de heroína de una estrella de rock estadounidense del rock con evidentes pero confusas implicaciones criminales y de enormes consecuencias económicas, fuera decretada oficialmente por la ciudad de París como un simple ataque al corazón.

Pamela Courson dijo que ellos fueron al cine. En una brillante y calurosa noche de verano, caminaron hasta el barrio de Saint Paul, más allá de la vieja muralla derruida de la ciudad. Al salir del cine, ellos tomaron un poco de comida china, en uno de los restaurantes de la madrugada de la rue Saint Antoine. Jim remojó la comida con varias cervezas. A la una de la madrugada dieron por terminada la noche y regresaron a su piso.

Jim estaba desvelado. Sorbía whisky directamente de la botella, seguramente dolorido por sus heridas y achaques diversos (problemas de toz aguda y espalda producto de una caída de un segundo piso). Se sentó en el escritorio con un cuaderno abierto pero no se pudo concentrar. Pamela cortaba rayas de heroína en un espejo con una tarjeta de crédito. Los dos se pusieron a esnifar la droga, utilizando billetes enrollados. Jim empezó a pasar el proyector películas de súper 8 de sus viejas. Pamela contó que cantaron juntos mientras veían sus películas oscuras, movidas, y desenfocadas de España, Marruecos, y Córcega en la pared. Jim puso viejos discos de los doors, incluso the end, hasta bien avanzada la noche. Entre bobinas, se administraban rayas de la fuerte droga china.

Según Pamela, Jim se puso a toser de nuevo, y tenía problemas para aclararse la garganta. A la larga Pamela le dijo a Jim que debían ir a la cama. Eran las 3 de la madrugada del sábado.
Jim le pidió a Pamela una o dos rayas más antes de acostarse. La droga era de ella, comprada a Jean, y en casa ella era la que la repartía. Jim todavía seguía despierto cuando Pamela se durmió en el sopor de la heroína.

Ella despertó sobresaltada, como una hora más tarde. Eran las cuatro de la mañana y estaba muy oscuro. Jim, acostado al lado de ella, borboteaba horriblemente. Parecía que se estuviera ahogando con sus propias mucosidades. Pero ella ya había oído aquello e intentó despertarlo. No pudo despertarle. Le abofeteó la cara. Nada. Le golpeó fuerte, una y otra vez, hasta que empezó a volver en sí. Siguió una escena terrible. Jim, ya despierto, y con dolor evidente, se fue tambaleando hasta el cuarto del baño. Alguien, Pamela no pudo recordar quién, abrió el grifo de la bañera, y Jim se metió en ella. Pamela volvió a la cama y se durmió de nuevo. Ella se despertó, con sudores fríos, al oír unas arcadas terribles. Jim, todavía en el baño, estaba vomitando trozos de piña y coágulos intensos de sangre. Pamela corrió a la cocina, agarró una olla naranja y volvió al baño. Jim siguió vomitando la olla. Cuando cesó la náusea, ella tiró el vómito al váter.

Posteriormente ella dijo que creía que había vaciado y limpiado el retrete tres veces. Dijo que Jim le había dicho entonces que ya se sentía mejor y que volviera a la cama. Cerca de las cinco en punto, cuando el cielo aclaraba, Pamela Courson, vencida por la heroína y la fatiga, se dejó caer en la cama de nuevo. Cuando estaba medio dormida, le pareció oír a Jim que la llamaba: “Pamela, ¿estás ahí?”.

Quizás una hora después, Pamela se volvió a despertar. Jim no había vuelto a la cama. La luz de la mañana se filtraba a través de las persianas que cubrían las ventanas. Ella se levantó y fue al baño. La puerta estaba cerrada por dentro. Gritó a Jim, golpeó la pesada puerta, pero no obtuvo respuesta.

A las seis y media de la mañana del sábado, Pamela llamó a Jean de Breteuil, que estaba en la cama con Marianne Faithfull. Ésta estaba colocada con Tuinals pero recordaba cúando se produjo la llamada.

“Tengo que irme niña, dijo Jean. Era Pamela Morrison”
Eso despertó a Marianne. “Jean, escúchame. Tengo que ir a ver a Jim Morrison”
“No es posible niña. Ahora no se puede, ¿vale?, no tardo.

A la media hora, él estaba en el piso. Pamela, vestida con su chilaba blanca de seda, estaba enloquecida e incoherente. El conde la calmó, rompió con cuidado un cristal de la puerta de baño, quitó el cerrojo y entró.

Encontraron a Jim Morrison, muerto, todavía estaba en la bañera. La sangre aún se estaba secando bajo la nariz y la boca, como si hubiera sufrido una violenta hemorragia. En el pecho había dos grandes moratones de un lívido color púrpura. El agua de la bañera era de color rosa oscuro, como si Jim se hubiera desangrado hasta parársele el corazón. Pamela diría después que era la primera vez en meses que él parecía relajado, con la cabeza ligeramente inclinada a la izquerda, con una fina sonrisa en los labios. “Tenía una expresión tan tranquila, dijo Pamela posteriormente. Sino hubiera sido por toda esa sangre.”

Pamela empezó a abofetear a Jim, le hablaba, enloquecida. Luego ella se metió a medias en la bañera con Jim antes de que el conde la cogiera y la sacara a rastras del baño. Con un frío cálculo, en medio del horror y la angustia considerable, Jean le dijo a Pamela que él se iba de la ciudad. Janis Joplin era una cosa (se le vinculaba con la muerte de Janis). Jim Morrison era otra.

Jean de Breteuil dejó el 17 de la rue Beautreillis alrededor de las siete y media de la mañana del sábado. Pamela volvió al baño para hablar de cosas con Jim Morrison, que había muerto, miserablemente y solo, una hora y media antes, a la edad de 27 años."


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